Brujas

By Hernán Bado on Pinterest

Una bruja que no cree en las brujas? Si, me declaro culpable. Jamás en mi vida imagine que algún día iba a buscar la ayuda de una currandera o manochanta (como diría el querido Raúl Portal). Lo que uno hace por un hijo.

Pues, la verdad es que nunca he creído en esa gente que dice curar con sólo rezar unos Padre Nuestro, o que encuentra enfermedades de nombres extraños donde los médicos no ven nada. Nada de mal de ojos, culebrillas o patas de cabra, en lo único que más o menos podía llegara creer era en el empacho. Aunque, más que una creencia propia fue algo que me inculcaron desde pequeña, así como te inculcan que si te portas mal Papá Noel no viene o que si comes muchos dulces tendrás parásitos.

Creer o reventar. El caso fue que mi sapito mayor llevaba una semana con mocos, tos, dolor de panza y poco apetito. Como cada vez que deja de comer, mi abuela se encargó de cortarle el empacho «tirando el cuerito» pero parecía que el empacho no cedía. Obviamente visitamos a su médico, y a un par de guardias. Pero, placa de tórax de por medio, el resultado siempre el mismo: mocos. Y como no había nada, no había medicación.

Después de un par de días de fiebre y decaimiento, el sapito volvió a ser terremoto, pero después de un día en que se comió todo volvió a no probar bocado. «Esta empachado» repetía mi abuela. «Ese chico no come nada, me esta preocupando» repetía mi madre. Mujer, me pones los nervios de punta. Bueno pues, dado que en lo único que he creído es en el empacho, busquemos alguien que sepa un poco más que mi abuela.

No fue difícil encontrar alguien por el barrio. Vamos a probar, si no hace daño, que más da? «Casa de curandera» dijo mi marido al llegar. Casa de curandera? La verdad no sé…

La señora curandera, bastante ansiaba ella, no dejó de sorprenderme. No sólo tenía el don de curar el empacho con la cinta y unas palabras mágicas sino que también parecía leer el cuerpo de manera increíble. Con sólo tocarle la panza pudo decir que sapito tenía dolor en el pecho. Bueno, teniendo en cuenta que lleva siglos con esa tos que los médicos dicen que no es nada, es posible. Luego no sólo confirmó el empacho y confirmó que tenía angina roja, sin siquiera mirar su garganta. «Por eso no come». Si, creo haber escuchado a mi hijo decir que ni podía tragar y rechazar por eso la comida. Y recuerdo que uno de los médicos que lo vio habló de «garganta roja» Como dije, creer o reventar.

Pero esto no es lo más increíble. El mismo día de la primer visita a la señora curandera, apenas unas horas después, sapito estaba comiendo. No demasiado, pero comiendo al fin, después de dos días de no comer casi nada. Casualidad? Demasiada… Y otra cosa en la que no creo es en las casualidades…

Entonces, creer o reventar? Yo solía elegir reventar… Ahora ya no sé. La medicina alternativa o «las recetas de la abuela» pueden ser de mucha utilidad, después de todo, en los viejos tiempos no existían médicos que se quemaron las pestañas estudiando, grandes tecnologías para diagnósticos ni medicinas de toda clase y la gente sobrevivía (y tal vez hasta era más sana). No esta de más creer que estas cosas pueden ayudar o, sino creemos, abrir un poco más la mente. Pero siempre hay que tener en cuenta que el que sabe, el que estudio para salvar vidas, es el médico y los curanderos jamás deben suplantarlo. Pero como complemento bien podría servir.

Quién sabe, quizás y nuestros abuelos puedan tener la respuesta a algunas preguntas que la medicina no puede responder. Por algo, más sabe el sabio por viejo que por sabio…