Dulce espera… ¿dulce?

Esta pregunta cruzó tantas veces por mi cabeza… ¿Dulce espera? ¡¿A quien se le habrá ocurrido aquello de «dulce espera?! Seguramente fue a un hombre… o a una mujer que nunca haya estado en la «dulce espera»… Bueno, bueno… si consideramos los resultados después de 9 largos meses (y digo largos porque, si algo me caracteriza, es la impaciencia y la ansiedad), si podría llamarse «dulce»… Pero, ¿qué hay de esos 9 meses?

Tal vez haya algunas mujeres a las que el embarazo les sienta de maravilla, ¡ni se enteran! Pero… ¿a alguien le ha pasado? Bueno, conozco una amiga que tuve un embarazo estupendo y un parto aun mejor… suertuda ella. Bien, yo debo admitir que mi hijo mayor me trato bastante bien, apenas un par de mareos y náuseas los primeros meses… Claro, después compensó eso con la diabetes gestacional y la dieta estricta. Con el segundo no tuve tanta suerte. Empecé el embarazo con una gastroenteritis severa, que me tuvo en cama y me hizo perder 5 kilos en dos días. Claro, yo feliz de esto último, sobre todo porque aun no sabía de la existencia de sapito bebé. Y eso no fue todo, mi segundo embarazo no lo lleve para nada bien… Tal vez tuvo que ver con que pasé los peores meses a 32 grados de temperatura… como mínimo, (¡incluso sobreviví una Navidad a 50 grados!… Casi muero…). Tal vez haya sido el tener que lidiar con un pequeño demonio, hiperactivo y además ¡celoso! O, tal vez, sólo fue que ya estaba más vieja… Y con sólo 7 meses, yo sentía que no llegaba al final jeje… y el niño tan tranquilo estaba que se le ocurrió salir en la fecha estimada de parto…

Otra cosa… Dicen que cada embarazo te cuesta un diente… Tristemente lo he comprobado… y cuando por fin me había arreglado la caries que me costó mi primer embarazo… ¡Otro en puerta! Aun no visito al dentista para solucionarlo… (¿mencioné que lo detesto?)

Si lo pasaste, seguro me entiendas… ¿dulce espera? Náuseas, mareos, vómitos, acidez, contracciones, pies hinchados, cansancio extremo, intolerancia a algunos olores o sabores, encías sangrante, caries…

Pero, además de todo eso ¡aparecen esos miedos irracionales! ¿Estará bien mi bebé? ¿Le haré daño si hago tal cosa? ¡No lo he sentido patear en los últimos 10 minutos! Y claro, el, siempre presente, miedo al parto…

Si creen que la paranoia desaparecerá en el segundo embarazo… están muy equivocadas… Por lo menos en mi caso, estaba más paranoica con el primero que con el segundo… En especial, con respecto al parto. Con mi primer embarazo no tenía miedo al parto en absoluto, pero con el segundo ni siquiera quería pensar en ello… Tal vez tenga que ver con el hecho de que con el segundo era más consciente de lo que iba a pasar, o de lo que podía llegar a pasar.

Y la sociedad que, a veces, no ayuda, los que te ven parada en el bondi y se hacen los dormidos, los que te miran con mala cara si querés pasar en la fila del supermercado ¡aunque estés en la caja que es prioridad para embarazadas, los que te miran con cara de (o te preguntan) ¿estás embarazada? ¡No, me comí una sandía.. entera!

Y hablando de hacerse el dormido… esta imagen me hizo mucha gracia. Clases de moral en el subte de Buenos Aires, por Morrisey www.everystockphoto.com

Bueno, bueno… no es que la haya pasado tan mal en mis embarazos… todo esto se compensa con saber que esa personita tan especial pronto llegará, con escucharlo patear o moverse (¡o jugar un picadito ahí adentro!, eso sentía yo cada vez que sapito bebé se despertaba jeje), escuchar sus latidos… Pero, es que (como ya lo dije) son muy impaciente y odio esperar… xD

Al fin de cuentas, una termina olvidando, tal vez sea eso lo que nos lleva a reincidir a pesar de los malestares, a pesar de los dolores, a pesar del parto… o de lo que viene después de parto…

Y, a pesar de todo, me gustó estar en la «dulce espera» … ¿y a ustedes?