¿Colecho? ¿Qué es eso? Hasta hace un par de años no sabia ni que esa palabra existía. Fue recién en mi incursión a este mundo 2.0 que la oí por primera vez, cuando ya era mamá y lo había practicado en algunas ocasiones sin siquiera saberlo.
¿Colecho? Si alguien me hubiese contado sobre el colecho antes de ser mamá, o en los primeros días de serlo, hubiera pensado que era una locura. ¡Siempre he sido muy mal dormida y jamás me hubiera imaginado compartiendo cama con un niño pequeño. Si tantas veces los gatos que solían venir a dormir a mi cama terminaban en el suelo, ¿qué podía esperar mi hijo? Eso fue lo que, en mis primeros tiempos de la maternidad, me llevó a hacer todo lo posible para que mi hijo usará su cuna… Aun en esas largas noches en vela, en las que no quería saber anda con dormir en ella.
Pero la maternidad te cambia de pies a cabeza. Y podés ser de lo más mal dormida, pero estando con tu bebé al lado te convertís en una lady y dormis toda la noche en la misma posición y en un rincón de la cama para que el pequeño demonio duerma plácidamente en el resto de la cama. Y podés tener el sueño más pesado del mundo, pero si sólo escuchas un pequeño suspiro de tu bebé abrís los ojos como el dos de oro y te levantás a ver si respira.
Pero, ¿qué es el colecho en si? Seguro una defensora de la crianza con apego podría dar una buena definición y cientos de consejos de como practicarlos. Yo no. Yo sólo soy una de esas mamis que lo practican por que es lo más sencillo y lo único que le permite poder dormir tranquila por las noches. Si, muy de #malamadre, lo hago para poder dormir y no porque creo que sea lo mejor para ellos.
Ahora, decime una cosa. ¿Cual es ese afán de ponerle nombre a algo que se hace desde hace años, por creencia, intuición o, simplemente, porque no tenemos otra opción para poder dormir un mínimo indispensable para no acabar durmiendo en donde sea que agarramos un asiento?
Yo no elegí practicar el colecho, mi hijo fue el que lo hizo el día que ya no quiso quedarse en su cama. Y como ambos trabajábamos y nos levantábamos temprano, lo más sencillo era dejarlo dormir con nosotros.
Con el segundo fue distinto, con la experiencia y el conocimiento, sabía que no quería que duerma sólo. El problema era que ya compartíamos cama con Sapito Mayor y el pequeño corría riesgo de quedar aplastado y recibir algún patadón de su hermano. Por eso, la decisión fue que dormiría en un catre bien pegadito a la cama. Aun así, muchas noches la pasó en mis brazos, del lado contrario al que dormía el mayor.
Pero no pretendo hacer una lista de los beneficios del colecho, ni hacerles creer que los niños que comparten la cama con sus padres son mas felices, o más inteligentes, o que serán doctores cuando sean grandes… Todas esas cosas me parecen tonterías. Un niño no será más o menos inteligente por dormir con sus padres, o por recibir lactancia materna en lugar de leche de fórmula.
Yo practico el colecho, pero no porque haya un grupo de madres que dicen que es lo mejor, que así se hacen las cosas. Simplemente lo hago porque el método Estivil no va conmigo, ¡jamás haría que mi hijo llore al dormir! Y porque creo que hay un momento en la vida de un niño (cuando es muy bebito) que no hay mejor lugar que bien cerquita de su mami. Y además, ¡por qué me encanta tenerlos conmigo! Aunque luego despierte con un dolor de espalda terrible y el cuello doblado.
Pero así es la maternidad…
Pues a mí me pasó un poco como a ti: jamás pensé que metería a la bichilla en la cama pero resulta que desde que nació, ya ene el hospital, no usé la cunita. Eso sí, esta situación duró sólo el primer mes de vida, porque después empezó a espabilarse y mientras en la cuna se duerme del tirón durante horas, en la cama cree que comienza la fiesta en familia y no hay quien duerma. Así es que sólo hacemos uso del colecho en situaciones de emergencia y cuando ella quiere.
yo tampoco lo hice conscientemente. No soy muy de meterlos conmigo en la cama, pero cuando están enfermos, o yo muy cansada….vamos todos. Cama redonda de 5 si es necesario
besos