Feriado de carnaval. Para la mayoría de nosotros no es más que un par de días en los que no tenemos que ir a laborar, un finde largo para rascarse no hacer nada, estar en familia o vacacionar. Pero ¡es carnaval! Si… Pero por estos lados no está muy instaurada la costumbre de festejar los carnavales. Es una lástima. Todos los años veo comentarios y fotos de como mis amigas españolas se preparan para el carnaval. Acá no solemos disfrazarnos.
Pero, hubo un tiempo algo que se festejaba en cada barrio, en cada esquina. En cada barrio se cerraban las calles y se armaban los corsos. Los vecinos se juntaban a ver las comparsas de que venían con sus trajes coloridos y sus bombos. Los chicos ( y grandes) «jugaban al carnaval» a baldazos, literalmente. Mi mamá siempre me cuenta que no iba mucho a los corsos porque detestaba volver al casa empapada.
Pero no todo está perdido. Claro, los tiempos que corren no son los mismos que aquellos cuando yo era niña, ni de la juventud de mi madre. Hoy la inseguridad hace que lo pensemos tres veces antes de salir de noche. Aun así los corsos del barrio están volviendo. Bueno, si, ya no hay uno en cada barrio y, muchos de nosotros tenemos que trasladarnos al corso más cercano. Y muchos de ellos ya no son gratis, si no que ¡te cobran entrada! ( y bueno, estamos en un mundo Capitalista). Y los baldazos de agua fueron reemplazados por la nieve en aerosol. ¡Pero aun podemos pasarla bien!
¿Corsodromo?
¡No! ¿Para que? Los corsos porteños funcionan de maravilla en plena calle, sólo hay que cortar el tránsito y colocar unas vallas ¡y el corsodromo esta listo!
No serán los carnavales de Gualeguaychú o Brasil, no hay carrozas y grandes disfraces, pero si mucho bombo y trompetas. Ma’ que Marí-Marí, mejor son los Chiflados de Bouglone, con sus trajes coloridos y sus bombos que te taladran el estómago cuando pasan por al lado tuyo. Y entre comparsa y comparsa, los más pequeños juegan al tirarse nieve en aerosol.
El origen
El origen del carnaval se remonta a los tiempos del antiguo Egipto o la antigua Grecia o, más bien, de las festividades paganas que ellos realizaban a sus dioses.
Irónico ¿no? El carnaval es muy popular aun es países de religión cristiana. Y, además, precede a la cuarentena cristiana que comienza el miércoles de ceniza, día posterior a los carnavales, en el que, se supone, se quema todo lo utilizado para la festividad.
La llegada al Argentina
La expansión mundial del carnaval se dio entre 1850 y 1890. Fue entonces cuando llegó al Argentina. Los primeros barrios que comenzaron a festejarlo fueron los de San Temo y Monserrat, por medio de candombes creados por esclavos.
El candombe consistía en sonido de tambores acompañados de cantos, por lo general de mujeres. Así se fue extendiendo por los barrios más humildes.
«Candombe federal» de Martín Boneo (Argentina, 1836). |